lunes, 12 de septiembre de 2011

Termópilas líbicas


Solo se vive una vez, al menos con este cuerpo, de instante en instante. Leónidas lo sabía, los espartanos también, y también lo sabían los tespios. No les importó elegir donde morir, una opción rara vez accesible al ser humano libre de otros, o libre de sus mierdas autodestructivas.
El sacrificio, ahora sí, en su etimología, del rey y sus trescientos, solo daba un poco de tiempo a la gran masa social de los pueblos helénicos.
Conocían el peligro, sabían a qué se enfrentaban, estaban despiertos, aceptaron la muerte de trescientos preparados, y la muerte de dos mil valientes anónimos hijos de la luz. La piel de la Hélade retumbó como un tambor mastodónico al paso de las huestes enemigas, que destruyeron todo lo sagrado y todo lo profano, el aceite y el grano, para realizar la última batalla en el mar circunvalante, en la inmortal Salamina.

No es consciente la humanidad de cómo otros modernos luchadores se sacrifican para darle un poco más de tiempo, un tiempo de despertar. La humanidad no quiere ver su propia miseria, pero negar la enfermedad no nos libra de ella, solo nos acerca a un cada vez más inevitable final. Las opciones se reducen día a día, la O. Terrorista A.N. avanza con los desmanes habituales, eliminando fes, esperanzas y caridades.
En la “rebelión en la granja” los perros acaban con la primera revolución de las gallinas matando y comiendo a la mayoría, a las pocas que quedaron no les llegaban las plumas al cuerpo, asustadas y obedientes de allí en adelante.

Asustada la humanidad tras el terremoto del 11S, y las respectivas replicas el 11M, el 7 J, y todas las demás  de inevitable consideración desde el asesinato del gobierno polaco, hasta el otro once en Japón, corre de acá para allá, de un lado al otro del corral sin saber como escapar y esperando que esquilen, ordeñen y descuarticen a otras, para vivir con ese puto miedo un poco más de tiempo.
En algún punto del pasado nos drogaron con Diós sabe qué para mantenernos sedados, sumisos, callados    a s u s t a d o s.
Nosotros no nos estamos preparando para ninguna batalla, difícilmente podremos ganar la guerra. La mayoría no es consciente de la esclavitud a la que abocan a sus hijos, que no conocerán la libertad que una vez tuvimos, nosotros, la última generación humana en libertad.
Después, robocops y terminators patrullarán los pensamientos, quemarán los libros de poesía y los ojos del futuro no conocerán la luz de las estrellas.


somos agua

4 comentarios:

  1. http://leonorenlibia.blogspot.com/
    no hay que perderselo

    http://www.facebook.com/group.php?gid=89447485953#!/pages/OJOS-PARA-LA-PAZ-EN-LIBIA/189776761093630
    para sumarse a la iniciativa pacifista y civica de esta verguenza.
    josep josep

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  2. Cuanta razón pero aunque quemen los versos, siempre podremos susurrarlos a la luz de tus velas. Simpre nos quedará la libertad de espíritu. Bsts

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  3. Muy bueno Jinquer, subrayaría algunas de tus frases para que se graben en la memoria.

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  4. Anónimo, gracias por el enlace
    Nika, aunque quemen los libros, saben que la poesía está en la mirada, es la libertad que sale por los ojos lo que nos quieren quitar.
    Haydeé, gracias por tu apoyo

    B717s

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